Reflexion de la Semana

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domingo, 5 de septiembre de 2010

La Confianza


El Señor de mi vida, me inspira en este día a escribir de algo muy importante como lo es el tema de la confianza; si, esa palabra que escuchamos a diario de la boca de muchas personas que quieren animarnos, porque tal vez saben que pasamos por situaciones difíciles, y que nosotros nos preguntamos muchas veces, como hacemos para llegar a tener esa confianza que realmente cambiará nuestra vida, aprendí algo muy importante que quiero compartir con ustedes, en primer lugar, nuestra confianza no debe estar puesta en los hombres, si confiamos en las personas es muy probable que ellas nos fallen en algún momento, y no porque sean malas personas, sino porque es de humanos errar, y en sus errores nos pueden llegar a causar daño, (decepción, traición, falta de amor, ausencia de sinceridad), en fin una serie de consecuencias que pueden ocurrir por causa de nuestros errores, es por ello, que hoy quiero decirles que en el Único que podemos confiar ciegamente es en nuestro Padre, que nos ama inmensamente, de una forma incomprensible para nosotros, tan es así, que entrego para ser sacrificado a su unigénito Jesús, para que todo aquel que crea en su hijo nuestro salvador, no se pierda, sino que tenga vida eterna, si vemos con detenimiento, nuestro Padre ya hizo todo por ti y por mí, ahora, es nuestra parte de actuar, aceptar a Jesús como su único Señor y Salvador, no es una opción que tenemos, más bien, es la única que existe realmente para vivir en plenitud en esta tierra, y se convierte en una esperanza hermosa más allá de la muerte que es la Vida eterna. Comprendí, que lo más importante para nosotros es apropiarnos de sus promesas, siendo un buen comienzo, hablar de la siguiente manera: Mi Dios, Mi Padre, Mi Señor, El lo puede hacer por mí, porque soy su hijo amado, soy coheredero del reino con Jesús, ese es mi lugar, y el tuyo pero si te apropias, también del título de HIJO, que se nos olvida muchas veces, en esto se diferencian muchos creyentes de otros, que conocen que su Padre nos lo dejará, que les dará todas las cosas tal y como lo prometió, en esta premisa debemos colocar nuestra confianza, El es nuestro Padre, recordemos que no es el Padre de todos, solo de unos pocos que decidieron apropiarse del título de hijo.
Juan 1:12 "Más a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dió potestad de ser hechos hijos de Dios"
Lucas 11 :11-13 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O sí le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión. Pues si vosotros, siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuanto más vuestro Padre Celestial dará El Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Bendiciones a todos
Alicia Mora

3 comentarios:

  1. Que real cuando dices "nuestra confianza no debe estar puesta en los hombres", es totalmente cierto y nos lleva nuevamente a ayudarnos a entender que solo Dios en inmutable y que sera siempre el mismo padre bondadoso esperando porque, tal cual como tu lo dices ahi, nosotros aceptemos ser sus hijos para recibirnos con todo el Amor que solo El puede dar. Gracias por estas lecturas que nos regalas alicia porque con ellas nos ayudas a entender cada dia mas la palabra y nos acercas mas al Seños que Dios te bendiga y el Espiritu Santo te siga llenando de sabiduria para que sea tranmitida a quienes lo necesitamos.

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  2. Al asemejar mi relación con Dios, con la relación de mi hija conmigo, comprendo perfectamente de que se trata esto de la confianza. Mi hija confia plenamente en mí, come lo que le doy sin preguntar que es, va conmigo a donde yo voy sin preguntar, se deja colocar la ropa que yo pienso sera la mejor para ella, me da la mano para caminar y apoyarse cuando siente que puede caer. Yo siempre quiero lo mejor para ella y pensando en eso actúo. Pues así tal cual es Dios con nosotros que somos sus hijitos, solo que a veces olvidamos que debemos ser como niños y confiar ciegamente en ÉL. Dios quiere lo mejor para nosotros, somos sus principes y princesas, sus hijos amadisimos; entonces dejemonos abrazar por su infinito amor y confiemos como niños, en que su voluntad es lo mejor para nosotros.

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