Reflexion de la Semana

Reflexion de la Semana
¡Gracias por visitarnos!

¡El Señor es mi pastor nada me faltara!

domingo, 10 de octubre de 2010

Eres Preciosa en Cristo


¿Qué es lo más precioso que tienes? ¿El anillo de matrimonio de tu abuela? ¿Los primeros zapatos de tu hijo que mandaste a cubrir de bronce? ¿Las fotografías de tu boda o algún otro álbum de fotos? Sin lugar a dudas, es un objeto irremplazable con valor intangible. Te recordará algún momento muy especial. Cada mujer parece tener ese deseo interior de ser considerada tan preciosa como aquel objeto querido. Dios nos creó de esa manera y nos llama preciosas porque estamos en Cristo. Isaías 43:4 nos dice, "Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti y naciones por tu vida". La buena noticia es que Dios ofrece esto a cada cristiano. Primera de Pedro 1:18-19 nos dice, "Como bien saben que no fue con cosas perecederas como el oro o la plata que fueron redimidos de su mala manera de vivir, la cual heredaron de sus antepasados, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto" Dios nos considera tan importantes y valiosas - si, preciosas- que El no solamente desea sino que está ansioso por darnos lo mejor, para convertirnos en Sus princesas. Después de todo, mientras más preciosa es una persona o un objeto, más daremos para conseguirlo o conservarlo. Dios pago el más alto precio -la muerte de Jesús- para hacernos a cada uno de nosotros, un hijo suyo. Comprender que Dios nos considere preciosas, no es algo que llegue fácilmente a nuestro corazones. Podemos decirnos que somos preciosas ante Sus ojos, pero sentirlo en nuestros corazones es una tarea enorme, que a veces hasta parece imposible. Sin embargo, Dios quiere que nos sintamos preciosas, a pesar de que nadie más lo considere así. Dios te considera tan valiosa que hubiera enviado a Jesús a morir por ti, así hubieras sido la única persona en la tierra, ¡solamente tú! Para ayudarte a que esto suceda, permíteme describir esta escena en tu imaginación. Mientras la describo, trata de experimentarla y aceptar el punto de vista de Dios viéndote a ti misma como preciosa. Imagínate por un momento que estas en las calles de Jerusalén, cuando Jesús hizo su entrada triunfal como el Mesías. Miles están agolpados en las pequeñas avenidas de la ciudad. Finalmente alguien grita "Allá esta El, Allá está Jesús, viene montado en un pollino". Oh, sí solamente pudiera estar más cerca. Quiero que Él sepa que yo creo que Él es mi Mesías. ¿Cómo puede Él escucharme si todo el mundo lo está llamando? Si me mirara y supiera que estoy aquí, entonces estaría segura que El me ama. ¡Pero, un momento! quizá yo no quiero que ÉL me vea; soy tan pecadora... No soy nadie. ¿Cómo puedo pensar que Él se daría cuenta de mí con tanta gente importante que lo está rodeando? En ese momento Jesús sentado sobre su asno, frente a la multitud que se haya delante de ti, escudriña a la gente con una sonrisa tranquila y confiada. Tus brazos están batiendo la palma hacia adelante y hacia atrás esperando que Él te lance una mirada furtiva. ¿Qué pasa? Jesús se detiene. Si, es verdad. Se ha bajado del asno y parece que se dirige hacia ti. ¿Hacía mí? ¡No puede ser! Con tanta gente alrededor. Debe estar buscando a alguien más. Ni siquiera sabe que estoy aquí. Pero viene en mi dirección y todo el mundo le abre paso, aún cuando siguen alabándolo. ¡Increíble! Con una gran sonrisa en su cara coloca sus manos sobre tus hombros. Tu alma se derrite de amor, paz y reverencia mientras Jesús te mira profundamente a los ojos. Parece que supiera todo acerca de mí, pero aún así siento su amor incondicional y su aceptación. Conoce todo sobre mí, sin embargo ¡Él aún así me ama! Luego, su preciosa voz habla "Hija Mía, te amo. Te perdono todos tus pecados y deseo darte el poder de vivir en obediencia a Mi Pronto voy a morir, pero recuerda que estoy muriendo por ti para que puedas reconciliarte con Dios. Si fueras la única persona viva, aún así moriría solamente por ti. Eres preciosa ante mis ojos. Estas asombrada y absorbes cada palabra, susurras Gracias pero Jesús en un instante vuelve al pollino para continuar su camino entre la multitud. Jesús desea que sepas que eres Su Princesa preciosa. Puedes saber que eres preciosa como hija de Dios. Eso es ser una princesa del Rey.
Libro: De Princesa a Princesa
Autor: Kathy Collard Miller
Bendiciones a todas.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario