Reflexion de la Semana

Reflexion de la Semana
¡Gracias por visitarnos!

¡El Señor es mi pastor nada me faltara!

lunes, 21 de febrero de 2011

PERMANECED

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Juan 15:4.

Vicente cree que es imposible ser cristiano. Se ha esforzado por andar en los senderos que aprendió desde su niñez pero, por más que lucha, no alcanza su objetivo. Eso lo deja frustrado y triste. El joven, de porte altivo y mirada desafiante, es un vencedor en otras áreas de la vida. A los 28 años, es presidente de una empresa que surgió en un cuarto de su casa. Hoy tiene, como sede, un edificio entero, de 5 pisos. En la vida profesional, Vicente es un vencedor.
-¿De qué me vale todo eso si, cuando nadie me ve, soy un pobre esclavo de mi naturaleza? -se pregunta, angustiado.
Y parece no encontrar la respuesta por ningún lado.
La respuesta a su pregunta está en las palabras de Jesús, registradas en el texto de hoy. El objetivo que este joven empresario persigue en la vida espiritual son los frutos: busca victorias, realizaciones; quiere vivir la satis­facción de una vida espiritual realizada. Es auténtico; rechaza la hipocresía y la mentira. La doble vida que lleva lo atormenta. No es feliz. Jesús enseña que los frutos son resultado de algo simple: relacionamiento. "Permaneced en mí y yo en vosotros", aconseja. Y concluye: "Sin mí nada podéis hacer".
Vicente no tiene tiempo para relacionarse con Jesús. El éxito empresarial es el resultado de su trabajo incansable; se levanta casi de madrugada y se acuesta bien tarde, después de un día agotador de actividades y de toma de decisiones.
Él ama a Jesús, y respeta los principios de la iglesia; por lo menos, se esfuerza por respetarlos aunque, en la intimidad, sabe que es un pobre de­rrotado. Cree que relacionarse con Jesús es asistir semanalmente a los cultos y tratar de ser bueno. Pero la vida ya le mostró que eso no da resultado; falta algo, y todavía no lo ha descubierto.
El relacionamiento, desde el punto de vista bíblico, es pasar tiempo dia­rio con Jesús, estudiando la Biblia y orando. No existe sustitución para estas actividades de la vida devocional: si no pasas tiempo diario con Jesús, sim­plemente no te relacionas con él, a pesar de lo que creas o lo que digas.
Hoy puede ser un día de victoria con Jesús. Pasar tiempo con él, de ma­ñana, es como llenar el tanque del automóvil con el combustible que lo hará funcionar a lo largo del día. No salgas corriendo hacia las actividades de la vida. Recuerda el consejo de Jesús: "Sin mí, nada podéis hacer".

¡Acercaos!



Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Santiago 4:8.

Según el versículo de hoy, el pecado conduce a tres actitudes destructivas. Primero, separa de Dios; por eso, el consejo es: "Acercaos a Dios". En segundo lugar, ensucia la vida, lleva a cometer hechos desastrosos y acciones inmundas; por eso, el consejo es: "Limpiad las manos". Y, finalmente, hace caer en la hipocresía, en la duplicidad de vida. Exteriormente, el ser humano es "maravilloso" pero, interiormente, está cayéndose a pedazos y sintiéndose sucio. Por eso, la advertencia es: "Purificad vuestros corazones".
El corazón es la cuna de los pensamientos y de las intenciones. Todo comienza allí. Allí, se urden los planes más siniestros. Nacen como pequeños monstruos inofensivos, y van creciendo y tomando formas grotescas. Des­pués, el tiempo se encarga de llevar el mensaje a la acción; las manos realizan lo que el corazón proyecta.
El verbo "limpiar", en griego, es katarizo, que significa literalmente "ser pu­rificado". Tiene connotaciones espirituales, y no simplemente morales y físi­cas. Es lamentable que los seres humanos nos preocupemos solo por lo que se ve. Los ojos ven la llama; la sociedad ve y condena el desvío moral, por causa del bienestar público. Pero, a Dios le preocupa la implicación espiritual.
Esta es la razón por la que Santiago exhorta: "Acercaos a Dios". Volverse a Dios es la única solución para los desvaríos del corazón humano. En vano, la criatura intenta soluciones que sustituyan el plan establecido por el Creador. El verbo "limpiar" es usado en la Biblia, en el noventa por ciento de los casos, en la voz pasiva, dando a entender que el ser humano no puede purificarse. Solo puede acercarse a Dios; herido, inmundo, sangrando, destruido, acaba­do, putrefacto, como el leproso. Es Dios quien lo limpia, lo purifica, lo cura, lo restaura y lo hace una nueva criatura.
Hoy es el día de buenas nuevas; hoy es el día de salvación. Si, por esas co­sas de la vida, has sido manchado por la lepra del pecado; si tus manos están sucias y tu corazón no soporta más vivir la hipocresía de una doble vida. Si deseas ser auténtico y plenamente feliz, acércate a Jesús hoy, antes de partir a las actividades del día.
Presta oídos al consejo de Santiago: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, puri­ficad vuestros corazones".

Que Dios te bendiga,

Febrero, 17 2011
Cielo Estrella
Reflexiones-Cristianas.org

jueves, 17 de febrero de 2011

Quisiera entender algunas cosas de este mundo y no las entiendo

El entendimiento es uno de los frutos mas hermosos del Espíritu Santo. Debemos pedir el entendimiento constantemente a Dios. No se adquiere el entendimiento de un todo en la vida. Siempre hay cosas que nos quedaran sin entender; por lo que se ha dicho “se equivocan quienes creen que la Fe es una tontería, ya que la inteligencia humana es limitada y no puede conocer todo”. No podemos dejarnos llevar por el deseo de querer saber mas que Dios. Esto seria rayar en la soberbia; y por esto entro el pecado en el mundo. Sin embargo pidamos con humildad a Dios que podamos vivir con su luz y sabiduría. Con el único propósito de agradarle con nuestro comportamiento, ante las situaciones que se nos presentan en la vida. Para poder entender mejor las circunstancias que nos presenta la vida o no solo entenderlas sino sobrellevarlas, podemos ir al Salmo 19 que en sus versículos 9 y 10 nos dice: “Las ordenanzas del Señor son rectas y para el corazón son alegría. Los mandamientos del Señor son claros y son luz para los ojos. El temor del Señor es un diamante, que dura para siempre, los juicios del Señor son verdad y todos por igual se verifican”. El dialogo con Dios nos sana y nos libera de todo aquello que no funciona a beneficio de cada ser humano. Y los salmos son diálogos sinceros y profundos con el Señor. Solo en Dios estaremos a salvo, porque nos conoce y sabe muy bien de que estamos hechos. El sabe que nuestra tendencia es buscar siempre ayuda fuera de su presencia y de su luz. Muy pocos vamos a la palabra cuando sentimos que perdemos el control. Casi nunca nos interpelamos frente a las Sagradas Escrituras cuando sentimos que vamos por muy mal camino y la palabra cuenta con todos los elementos esenciales para vivir como Dios quiere que lo hagamos. Busquemos siempre el tiempo que merece la palabra de Dios para leerla. Estemos siempre dispuestos a oír su voz y veremos seguro el cambio para bien de cada uno.



Tomado del Libro 12 Salmos para tiempos difíciles.
Autor Anónimo

lunes, 7 de febrero de 2011

Resplandeceras.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga. Mateo 13:43.

Cristian quería brillar. Como estrella en medio del cielo azul nocturno; como explosión del firmamento, en el despertar de la mañana. Brillar con luz propia. Ser aplaudido, aclamado, homenajeado.
En sus interminables noches de delirio, se soñaba andando por las calles; las multitudes corriendo detrás de él, en busca de un autógrafo. Se imagina­ba rodeado de chicas guapas, sonriendo para las cámaras, relumbrado por los flashes, agitando la mano para sus admiradores.
Y brilló. Su deslumbramiento fue corto; estrella fugaz. Se apagó, consumida por el tiempo.
¡Cuántas estrellas, como Cristian, brillaron en esta vida! Unas más, otras menos. Aplaudidas, aclamadas, casi idolatradas. El tiempo las apagó. Hoy solo quedan recuerdos.
¡Tiempo! ¡Oh, tiempo inexorable! Tiempo impiadoso, implacable, cruel. Nadie escapa de tus manos. Tu sombra avanza, atemorizante, sobre cual­quier mortal.
Pero, el texto de hoy habla de un brillo que jamás acaba. Nada tiene que ver con aplausos, fama o dinero. Tiene que ver con vida y con justicia; tiene que ver con el Reino del Padre.
El Reino del Padre no es un reino material; no lo puedes ver ni tocar. Los sentidos no lo perciben; es necesario mirarlo con los ojos de la fe. Fe es creer, confiar, sacar el pie del barco y colocarlo en el agua.
Para brillar en el Reino del Padre, necesitas salir del materialismo que te rodea. Debes abrir tus alas y volar hacia la dimensión de los valores eternos. Está lejos de la carne; tiene que ver con el espíritu.
Pero ¿cómo hacer todo eso más fácil, más comprensible, más humano?
Haz de Jesús el centro de tu experiencia diaria. Búscalo cada mañana, antes de correr detrás de tus sueños. No vayas solo persiguiendo el brillo; el brillo seduce, engaña y mata. Si no, pregúntale a la mariposa. Te responderá, con sus alas heridas, con su dolor y con su muerte.
Hoy es un nuevo día. ¡Brilla! No te intimides frente a las nubes oscuras que te rodean. No retrocedas, sino avanza, lucha, trabaja. Pero recuerda que, cuando esta vida acabe, solo "los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga".

Ángeles

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:11,12.

La vida de Jorgito se apagaba. Los médicos lo habían intentado todo. Mauro y Angélica, tomados de la mano, observaban el cuerpo del hijito, conectado a una extraña máquina.
De repente entró en el cuarto un joven médico, se aproximó al niño, le tomó el pulso, le hizo una caricia en el rostro, y salió. Dos minutos después, Jorgito abrió los ojos y empezó a quejarse por los aparatos que aprisionaban su cuerpo. Nadie entendía nada, pero los médicos lo sacaron de la máquina. ¡El niño estaba sano! Misteriosamente sano. Nadie más volvió a ver a aquel médico. Mauro y Angélica aseguran que fue un ángel.
El pragmatismo de este mundo duele, porque la materia solo vive de sen­saciones. El materialismo esclaviza. Transforma al ser humano en víctima de los sentidos, incapaz de mirar más allá de su humanidad.
Sufre. Nada puede hacer ante las adversidades de la vida. No sabe qué hacer ni hacia dónde ir, pero se resiste a vivir por la fe. Las cosas espirituales le parecen ingenuas; a pesar de eso, las necesita.
El texto de hoy presenta una promesa que tiene que ver con la fe. Te conduce al reino espiritual, que el Señor Jesucristo vino a establecer entre los hombres.
Los ángeles existen. Están a tu lado. No los ves pero, si crees en la Palabra de Dios, ellos cuidan y vigilan tus pasos por donde quiera que vas. "En las manos te llevarán -asegura la promesa- para que tu pie no tropiece en piedra".
Cuántas piedras estorban tu camino: dificultades, obstáculos, troncos que atraviesan la carretera de tus sueños, impidiendo que llegues al glorioso destino que el Señor te preparó.
La promesa de hoy es que, aunque el camino esté lleno de obstáculos, el ángel del Señor te llevará en sus manos, y serás finalmente victorioso.
Tienes que creerlo. Tal vez, tu mente pragmática no lo entienda, pero tienes que creer. El cumplimiento de la promesa depende de tu fe.
¿No necesitas, en este momento, de una promesa semejante? ¿No te sien­tes cansado y a punto de renunciar a tus aspiraciones? Si todo te falló, ¿por qué no le das crédito a Jesús? Piensa en lo que afirma el texto: "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra".

Que Dios te bendiga,

Febrero, 07 2011
Cielo Estrella
http://reflexiones-cristianas.org